RUNIC es el punto de conexión virtual para todas esas personas que no pueden expresar abiertamente su orientación sexual. El formato se parece bastante a Instagram, puedes publicar contenido de una manera sencilla y explorar las fotos de los diferentes usuarios que existen. Una particular diferencia es que solo puedes entrar por invitación y es por esto que se usa como un espacio de ligue seguro. Sin embargo, tú decides como usar este clandestino paraíso, donde sus miembros pueden ser ellos mismos y donde todos se reconocen y mantienen un discreto nivel de anonimato, llamándose a sí mismos por su nombre de usuario.
Hoy habrá una fiesta en el Departamento Quemado, un punto de encuentro underground ubicado en el centro de la ciudad. Ésta es la oportunidad perfecta para que las conexiones virtuales se hagan realidad.
‘¿Sabías que los hicieron especialmente para este evento?’ Cool admira los murales con graffiti, iluminados por haces de láser y otras luces de colores que ambientan el lugar. Se escucha el último remix de Calvin Harris con Sam Smith.
‘Están buenazos, se esmeraron con la organización.’ le responde Smart, este concepto underground es algo tan frecuente en el mundo gay, lugares que por fuera parecen simples casa, pero en donde puedes experimentar tus más profundas fantasías. Los hay en todos los lados de la ciudad, solo debes saber dónde buscar’.
Cool desliza discretamente su mirada al ver a un chico atractivo, de polo verde, que lo mira desde el otro lado de la habitación, tomar acción resulta extremadamente tentador. Se miran brevemente y se sonríen. Una mirada, un destello de sexualidad, son pocos los elementos que ponen nuestra adrenalina a correr ¿será que nosotros, los gays, tenemos una debilidad al sentir la sensación abrumadora de que tú y un completo extraño pudiesen estar destinados a estar juntos por algún mágico hilo rojo? ¿O será nuestra infaltable arrechura masculina? Este tipo de conexiones se dan todo el tiempo en este mundo, el problema es saber distinguir su tipo, pues lo «casual» es mucho más frecuente. Lo paradójico es que si no te arriesgas y experimentas ¿cómo podrías reconocer la diferencia?